Hasta antes de conocerla a fondo, no entendía el papel de la Edge dentro de la gama Frod. Hoy en día, después de haber manejado varias unidades (todas version Titanium), y haberme familiarizado con el modelo, sé el rol del vehículo en el Ovalo Azul.
Verán, así como Land Rover tiene la Range Rover y la Range Rover Sport, así como Mercedes Benz tiene la GLE y la GLE Coupé, así como BMW tiene la X5 y la X6, así Ford tiene la Explorer y la Edge.
Sí, lo sé, la Explorer y la Edge no comparten plataforma y tren motriz como las Europeas mencionadas, pero entonces diganme: ¿Cómo me explican el portón tresero con su medallón inclinado 45 grados?
La verdad es que la Edge es para aquellos que la Escape es muy chica y la Explorer muy grande para sus gustos y necesidades. La generación actual estrenada en el 2015 recibe su cirugía de medio ciclo, y como vemos, Ford le ha cambiado el rostro.
Si, estrena cara, literalmente. Vemos nuevos faros, parrilla y fascia en la parte delantera, y gracias a eso sabemos que cofre y paneles laterales han sido modificados. Hagamos una pausa y aplaudamosle a Ford el hecho que se ha aguantado y no ha seguido la corriente de ponerle una enorme parrilla, al contrario, la de la Edge 2019 tiene menores dimensiones.
El resto de cambios exteriores consisten en nuevas calaveras, franja negra que une o separa ambos grupos ópticos según se vea, un portón ligeramente modificado y la utilización de un par de reflectores a los extremos en lugar del enorme que llevaba antes.
Por ultimo, lleva rines de nuevo diseño.
La cabina que a simple vista pareciera intacta, recibe una perilla selectora en lugar de la palanca de velocidades. La consola central ha sido reconfigurada para albergar dicha perilla. Algo que no se ve pero estrena en todas las versions es el sistema anti-colisión que Ford llama Co-Pilot 360.
Y ya que mencionamos las versiones, sigue habiendo 4: SE, SEL, Titanium y la deportiva que ya no es la Sport sino la ST que dicho sea de paso es la primera SUV de «altas prestaciones» de la marca. El rango de precios iniciales en Estados Unidos va desde $29,995 por la SE, $33,090 por la SEL, $38,550 por la Titanium y $42,355 por la ST.
Hablando de la Edge ST, esta lleva el motor 2.7L V6 con 335 HP (MPG: 19/26) que si bien son apenas 20 equinos más que en la Sport que reemplaza, a la ST le ha metido mano el equipo de Ford Performance y eso se nota en más equipo exclusivo como por ejemplo parrilla de rejilla, asientos y volante deportivos, rines de 20 o 21 pulgadas con calipers de frenos en rojo y calibraciones en la suspensión y transmisión además de modo de manejo Sport.
El resto de la gama lleva el motor 2.0L de 4 cilindros con 250 HP (MPG: 22/29). Todas incluyendo la ST llevan nueva transmisión de 8 velocidades que sustituye la de 6 cambios.
Hay hasta 10 colores a elegir, siendo el Azul Performance exclusivo de la ST, el resto de las tonalidades son:
- Negro Agate
- Blanco Platino
- Gris Piedra
- Gris Magnético
- Plata Lingote
- Azul
- Verde Mar Báltico
- Rojo Rubí
- Tinto Terciopelo.
Por último, recordemos como es la Edge 2015 – 2018 que antes no tenia muchas diferencias entre las diferentes variantes:
La Ford Edge tiene ahora un diseño más distintivo para cada version y eso se agradece, sigue siendo una buena opción para quien quieren una crossover relativamente espaciosa para el número de pasajeros o para quienes persiguen una pequeña dosis de deportividad. Gracias a Ford Bob Allen en Overland Park, Kansas, y Ford John North en Emporia, Kansas, por las facilidades otorgadas.