Antes, cuando leía que ponían en el mismo segmento al Jeep Wrangler Unlimited y la Toyota 4Runner dudaba de eso. Hoy, después de haber manejado ambos vehículos, les doy la razón.
Verán, los 2 son relativamente viejos – aunque ya sabemos que el nuevo Wrangler está llegando a las agencias -, mientras la 4Runner estrenó la actual generación como modelo 2010, ambos son vehículos off road para 5 pasajeros, y mientras el Jeep tiene un estilo, digamos, clásico e icónico y la Toyota posee una imagen agresiva, su manejo, altura y dimensiones los emparejan.
Detrás del volante, la 4Runner se siente tosca, sin modales, lista para salir del asfalto. La suspensión es muy brincona debido a que atrás lleva eje sólido, y las llantas no están enfocadas al confort.
El interior es muy rudimentario que se esfuerza en parecer moderno pero con la dureza del material sabemos que están hechos para aguanta no para satisfacer el tacto. No se molesten buscando lo último en tecnología anti-colisión como en los demás Toyotas, ya que la 4Runner no lo tiene ni como opción.
El motor es todo un veterano, es el 4.0L V6 con 270 HP que junto con la transmisión automática también arcaíca de 5 velocidades nos da un rendimiento nada espectacular de 17/21 MPG.
Pero no todo es malo en la 4Runner, por ejemplo, es la única de segmento que tiene el cristal del portón trasero levadizo, lleva suspensión delantera independiente y un interior más civilizado y silencioso que el del Jeep Wrangler XJ. Además la mencionada altura le da una envidiable capacidad todoterreno con sus ángulos de entrada y salida.
Se ofrece en 6 variantes iniciando con la SR5 y su precio de entrada de $34,410 y terminando con la Limited y su precio inicial de $42,725 dólares. Viene en 8 colores aunque no todos están disponibles en todas las versiones.
En resumen, la 4Runner es una SUV a la antigua: utiliza plataforma de camioneta (Land Cruiser Prado/Lexus GX), no tiene los lujos innecesarios de los autos modernos, pero cuenta con lo indispensable para garantizar la aventura.