Por increíble que parezca, la actual Explorer ha estado con nosotros desde el 2011, eso es una eternidad en años-carro, que son casi igual que los años-perro.

Para mantenerla con vida o más bien dicho conectada a la vida, Ford le da otra pequeña actualización a su modelo 2018, que dicho sea de paso es la segunda cirugía de la quinta generación.

Los cambios son muy modestos, y no faltará quién los pase desapercibidos, casi no se notan, pero una vez que se los diga no podrán dejar de verlos: rines de nuevo diseño, colores nuevos, doble salida doble de escape en el tope de la gama, y lo más notable, una parrilla y fascia ligeramente retocada. Veamos juntas una 2017 a la izquierda y la 2018 a la derecha para apreciar los cambios:

El interior no cambia y aunque ya contaba con sistemas de seguridad y anti-colisión ahora forman parte del paquete «Safe & smart». Lo que si es nuevo es el 4G LTE Wi-Fi hotspot.

Se ofrecen 3 motores:

• 3.5L V6 EcoBoost con 365 HP (MPG: 17/24)
• 2.3L 4 cilindros EcoBoost con 280 HP (MPG: 19/27)
• 3.5L V6 con apenas 10 equinos más para un total de 290 (MPG: 16/22).

La transmisión en todos los casos es una automática de solo 6 marchas. Esa caja y el peso no le ayudan en su rendimiento promedio.

Hay 5 versiones, la simplemente llamada Explorer con su precio inicial de $31,990, pasando por la XLT, seguida de la Limited, viniendo enseguida la Sport y terminando con la Platinum y su precio de entrada de $53,940 dólares. Los colores disponibles son 10 incluyendo los 4 nuevos, uno de ellos el que vemos aqui, llamado Duna platino.

Es innegable el parecido con ciertas Land Rover, pero desde antes ya era popular, seguramente con esta nueva renovada seguirá siendo de las consentidas del público, y ultimamente de los servidores públicos también. Gracias a Ford John North en Emporia, Kansas, por las facilidades otorgadas.