Corría 1983 cuando Ford le encargó al carrocero Italiano Ghia sacar un pequeño prototipo llamado Mini Max, haciendo alusión de que a pesar de tener dimensiones reducidas en el exterior, el interior maximizaba el espacio disponible.
Es un pequeño hatchback que nos adelantaba los autos que se pondrían de moda decadas más tarde. Pero a principios de los 80 todavía eran el futuro, la solución urbana para las cada vez más congestionadas ciudades. Su tamaño también se debe a que de haber sido llevada a producción tenía la prioridad de entrar en las cocheras de las cada vez más reducidas casas.
Entre sus señas particulares tenemos el portón trasero que es en su totalidad de «vidrio» aunque en realidad en el vehículo toda la superficie acristalada es plexiglás.
El interior, futurista para la época, es para 4 ocupantes y se caracteriza por el volante de un brazo y el panel de instrumentos transparente sobre la columna de dirección.
En ningún sitio, ni siquiera en su letrero que tenía en la exhibición, se menciona tren motriz, y juzgando por su llegada poco pomposa, podría asegurar que no es de los llamados prototipos con chasis rodante sino de los meramente exhibicionistas, en el buen sentido de la palabra.
Cuenta la leyenda que el entonces Presidente de Ford Lee Iacocca nunca pudo convencer al corporativo del ovalo azul de llevarla a producción. Cuando lo corrieron y terminó en Chrysler si logró vender la idea y así nació la minivan moderna.
Solo existe esta unidad, la cual se vendió a su actual propietario en el 2002 y pagó relativamente una ganga por el vehículo, confirmando mi teoría que seguramente no tiene tren motriz: $4,5oo dólares. Para un poco más de información visiten esta página: Ford Ghia Mini Max.
Bastante extraño comprar un prototipo sin motor solo para llevarlo a «pasear» de vez en cuando!
Parece mas predecesor del Oldsmobile Silhouette y el Pontiac Trans Sport que de la minivan Chrysler multinombre.