Vaya que le pesa la edad a las vanes de Chevrolet: se sienten pesadas en el arranque, el motor se oye forzado, el diseño exterior es nulo y al interior le urge una revitalizada con su tablero noventero y asientos que se ven todavía más viejos. La única ventaja con respecto a la competencia es que se tiene mejor visibilidad hacia todos lados, pero eso se anula cuando nos damos cuenta que no tiene cámara de reversa.