Corría el año 2002 cuando Cadillac que cumplía un centenario de existir, decidió sacar un auto concepto para celebrarlo. Lo llamó Cien, un nombre muy ad-hoc para la ocasión.

Como los Cadillac de principios de este siglo, heredó el lenguaje de diseño ¨Arte y Ciencia¨ que se caracterizaba por sus trazos cortantes e incorpora formas nítidas con bordes bien definidos, es un diseño audaz que invoca la tecnología utilizada para diseñarlo.

El Cien agarra eso y lo expone a la máxima potencia, tanto en imagen como en prestaciones.

Siendo honestos, mientras la carrocería ha envejecido decentemente, la cabina, no tanto, pues si bien tiene su pantalla central y panel de instrumentos digital, la delatan la abundancia de botones y la apariencia plasticosa del tablero. Lleva las novedades de la época: sistema de visión noctura, HUD y no puede faltar el OnStar.

Ahora, siendo de principios de los años 2000 sabemos que no es eléctrico, ni siquiera híbrido, no, eso no estaba de moda en este entonces. En su lugar, el Cien es movido por el 7.5L V12 con 750 HP. Fue diseñado con lo que GM llamaba ¨desplazamiento en demanda¨ que no es otra cosa más que la desactivación de la mitad de cilindros en ciertas condiciones.

A pesar de ya tener casi un cuarto de siglo de edad, el Cien tiene ciertas modernidades. Tenemos por ejemplo el monocasco de fibra de carbono, los paneles de carrocería con de compuesto de carbono. Tiene un alerón trasero activo sensible a la velocidad y no pueden faltar las puertas de apertura exótica.

A fin de cuentas, el Cien nunca se produjo debido a sus altos costos asociados con el desarrollo del motor y los materiales que tenían costos muy elevados en aquellos tiempos, aún así eso no le impidió tener su modelo a escala y salir en algunas películas, pero lo mejor de todo, es que nos tocó verlo en vivo, y eso no tiene precio.
