Nuestro invitado, aunque muchos no lo crean, tiene ya 7 años, y contrario a los humanos, se ve mucho más joven de lo que es, sigue siendo atractivo y llamativo, y lo mejor, vale ahora más de lo que costó de nuevo.

Para los que no saben, Huayra no es una palabra inventada por nuestro paisa billetudo, es una palabra derivada del dialecto Quechua y se refiere al dios Inca del viento. Ya sabiendo eso tiene sentido el nombre en este auto y en su antecesor, el Zonda que fue nombrado así en honor a una corriente de aire común en Argentina, país donde nació Horacio.
Nuestro invitado es un roadster que como dicta la lógica y el sentido común, significa que es un biplaza convertible. Se caracteriza por no tener techo pero si más elementos y componentes para mejorar su carga aerodinámica y estabilidad.

Hereda el llevar rines de 20 pulgadas al frente y 21 atrás.

Como todos los Pagani, la cabina es una obra de arte donde muchos elementos están expuestos mostrando sus funciones, como por ejemplo, la palanca de velocidades.

El Huayra Roadster es movido por un motor de origen Mercedes-AMG, en este caso un 6.0L biturbo V12 con 764 HP unido a una transmisión manual automatizada de 7 velocidades. Su aceleración de 0 a 60 MPH se da en 3 segundos.

Como se acostumbra con esta clase de vehículos, preguntar por su precio es una ofensa, aunque se estima que en los años que estuvo en venta, su precio oscilaba los $3.4 millones de dólares.

El Huayra Roadster se produjo entre el 2017 y el 2020 y en ese tiempo 100 unidades vieron la luz del día, convirtiéndolo no solo en una rareza sino una obra de arte con ruedas. Gracias a Miller Motorcars en Greenwich, Connecticut, por las facilidades otorgadas.

