Tal vez lo más veteranos que nos siguen relacionarán la marca Sinclair con calculadoras. Pues bien, hubo una época cuando su fundador, Sir Clive Sinclair quiso revolucionar la industria automotriz con un vehículo muy singular, lo llamó el Sinclair C5.

El C5 fue la culminación de varios años de desarrollo que había iniciado en los años 70 con el prototipo C1. En 1985 hizo su début, después que la legislación Británica permitiera vehículos de su tipo, aunque como muchos vehículos que rompen esquemas, no fue bien recibido, ni por la prensa, ni por la gente.

Eso debido precisamente a la singularidad del vehículo que seamos sinceros parece un triciclo de juguete. Y eso causó preocupaciones en cuestiones de seguridad. Además, el C5 no es muy veloz que digamos: apenas alcanza 15 MPH. Aunque gracias a eso no requería licensia para conducirlo. El clavo que cerró su ataúd fue el hecho de que no ofrece protección contra el clima y recordemos que en Inglaterra no sale muy seguido el sol.

Otros inconvenientes que no se tomaron en cuenta durante su desarrollo fue el hecho que por su altura era dificil de ver por otros conductores en vehículos convencionales y el hecho de que en climas fríos la batería tenía aún menos rango. Para solucionar parte de ese problema, el Sinclair C5 también podía ser pedaleado.

A pesar de su precio de £399 que equivalen a £1,265 el día de hoy, a fin de cuentas no atrajo ni a los amantes de autos ni a los entusiastas de las motos. La producción prevista antes de su lanzamiento se redujo notablemente y según las malas lenguas se produjeron menos de 14,000 unidades de las cuales solo se vendieron poco más de 5,000. A este ejemplar lo vimos en Wichita, Kansas y está a la venta por $4,995 dólares. Gracias a Euroasian Auto y a Bob Cummings por las facilidades otorgadas.
