Tardó 7 años en llegar, pero por fin ha llegado. Y cuando lo hizo fue la generación pasada. Me refiero al Prius y a la flotilla de su humilde servidor.

Después de haber convivido algunos días con el auto puedo decir que tal vez, por toda su existencia ha sido incomprendido, al menos la última generación, ya que parece que el actual por fin ha sido aceptado.

Es verdad que en cuestión de diseño nunca fue muy agraciado, sobretodo la cuarta generación como nuestro invitado, el cuál tiene esa forma para obviamente mejorar la eficiencia y rendimiento. Lo peor era la parte trasera, antes y después de su actualizada no mejoró para nada visualmente hablando.

Es bueno recordar que la actualizada de esa generación llegó como modelo 2019 y con eso llegó la tracción integral al Prius, además de cambios estéticos en ambos extremos que no le ayudaron a mejorar su imagen sino siguió siendo controversial. Y aquí lo vemos, con esas calaveras que al cambiar de posición de vertical a horizontal no recuperó nada visualmente.

El frente digamos que se ve benefició al perder esa clase de lágrimas de los faros, pero no por eso llegó a ser atractivo.

La cabina se mantuvo practicamente igual y aunque hay una sensación de amplitud gracias a la abundancia de superficie acristalada, deja que desear en términos de espacio para los pasajeros, los materiales se sienten baratos y cuesta acostumbrarse a los indicadores de información montados en el centro del tablero. Más abajo, una pantalla de 7 pulgadas se encarga del infotenimiento. Sin embargo, a lo que más hay que acostumbrarse es a la diminuta y desesperante palanca de velocidades que más bien es un ¨joystick¨.

El Prius de cuarte generación es movido por un motor 1.8L de 4 cilindros con solo 96 HP unido a un motor eléctrico con 71 HP localizado en el eje delantero, la potencia total combinada es de 121 HP, La tracción integral se logra con un pequeño motor eléctrico en el eje trasero. La caja es una tipo CVT. Como sabemos es el rey del rendimiento: hasta 54 MPG en ciudad y 50 en carretera. Impresionante.

Y como siempre, la pregunta del millón: ¿Cómo se maneja? El Prius tiene 2 personalidades: a bajas velocidades es sigiloso, silencioso y da la impresión de tener un potencial infinito, sin embargo, toda ilusión muere al pisarle al acelerador y no sentir una aceleración inmediata y ser más ruidoso de lo que se esperaba. Un zumbido constante penetra la cabina y el frenado que es una mezcla de regenerativo y de fricción tomará cierto tiempo en dominar. Al menos se siente bien plantado gracias al peso extra de las baterías.

En conclusión: el Prius de cuarta generación fue diseñado para transportarte de un lugar a otro utilizando la mínima cantidad de combustible posible y en eso destaca, porque en imagen y manejo deja mucho que desear, seguramente eso ha sido resuelto con el Prius actual el cual sabemos por fin es atractivo, solo espero no tener que esperar 7 años más para poderlo manejar.