Cuando el trío de «Muscle cars» estaban en venta, si se quería un descapotable sólo había 2 opciones: Camaro o Mustang. Olvídense de tener un Challenger convertible, vamos, que ni siquiera había la posibilidad de tener quemacocos en el Dodge…
Hasta que aparecieron los modificadores de autos y vieron que había mercado para un Challenger convertible. Y así llegamos a nuestro invitado.

Debo confesar que sabía de su existencia gracias al internet, pero apenas la semana pasada vi mi primer ejemplar en vivo. El resultado es mejor de lo que pudiera pensarse. Al menos sin la capota se ve como si la armadora hubiera hecho el trabajo de quitarle el techo.

Hay algunas empresas que se dedican a hacerlo y la mayoría están localizadas en lugares soleados obviamente como Florida o la tierra prometida, es decir, California.
Hasta antes de su descontinuación, había un programa en Dodge que permitía ordenar el vehículo nuevo y una vez ensamblado se mandaba a la compañía para hacerlo convertible y posteriormente se recogía el auto en la concesionaria elegida por el comprador.
La compañía cambia el techo de lámina del Challenger por un techo de lona de apertura hidráulica-eléctrica acolchonado en el interior y un vidrio trasero con calefacción. También reforza la carrocería para compensar las partes faltantes.

Ahora que les Challengers están oficialmente descontinuados, el propietario tiene que arreglar el envío y el retorno del vehículo. Y mientras la mayoría de conversiones se realizan a Challengers de alta gama, en realidad cualquier modelo puede ser convertido siempre y cuando el dueño pague.
¿Y cuanto hay que pagar? En corte: un buen. Según la páguina de DropTop Customs cuesta $23,999 dólares el convertir un Challenger de coupé a convertible. A eso hay que agregarle el precio del auto y el flete.

No hay modificaciones al tren motriz por lo que puede llevar desde el PentaStar V6 que suena como minivan hasta el famoso Hemi Hellcat que suena como un macho alfa.

¿Vale la pena la conversión? Depende a quién se le pregunte. Pero si ya se tiene el Challenger, los descapotables son de su gusto y se tiene el dinero, ¿Por qué no?
